Se cumplen 12, un número tan redondo que empieza un nuevo ciclo, pero sin llegar a cerrarse el presente. Nunca imaginé llegar a este día, no, aunque tampoco me sorprende, ni siquiera la forma en que ha sucedido todo, tan rápido como asfixiante, tan lento como torturador, tan a temporal como irreal, tan verdad como hipócrita.
Recuerdo, lo recuerdo tan bien, que mis ojos no lo quieren volver a ver, tampoco me hacen falta, ellos que han sido testigos de todo lo acontecido y los que más lo han sufrido. Este sentido sin el cual nada tiene sentido,… la vista,… los ojos, poder ver y saber gracias a ellos todo lo que las palabras no son capaces de transmitir, saber y ver en ellos todo eso que no se puede expresar con palabras. Y para que los ojos puedan ver sólo hace falta luz, desde la luz de la luna hasta la luz de unas cerillas, cualquier tipo de luz es suficiente, pero sin cualquiera de ellas la vida es tinieblas, oscuridad, soledad, incertidumbre,… Aquella luz de luna, aquella luz de cerilla que se apaga, que se apagó… y todo pasó a ser blanco y negro,… negro.
Mirar al cielo y ver las estrellas, sentir como se reflejan en tus pupilas, cerrar los ojos y perder toda noción,… querer perder todo tipo de noción, de sentir… La luna ya no está en el cielo, que terrible es esa imagen, que oscuro parece todo. Una bruma empieza a crecer desde tus pies, ya no puedes ver nada… lo que sientes no es nada agradable, un sonido silencioso hace eco en tu interior, se te oye susurrar, se te oye gritar en silencio, te sientes como si te fueras difuminando, deshaciendo, consumiendo,… parece llegar el fin. La oscuridad total te rodea, y justo en ese momento todo acaba. Un abismo te rodea, no hay salida, eso es lo que parece, sabes que puedes, pero no tienes ilusión, esperanza, confianza, no tienes ganas de hacerlo. Y en tu dejadez no puedes ni siquiera hacer nada,… quieres acabarlo y decides dejarte caer a ese abismo.
Quién lo diría. sobrevives a pesar de todo, incluso de ti. Y hoy de nuevo se llega a ese momento de inicio, con muchas similitudes, con muchos cambios. Tan doloroso como resucitador.
Se cumplen doce, y no llega el fin, no quiero que acabe, todavía no. Así no. Como aquel día en que se apagó la última cerilla y aquella estrella voló en aquel cielo en el que la luna ya no estaba… Hoy, la cerilla sigue apagada y la luna sigue sin aparecer, pero aquella estrella no fue la única que caminó. No todas han volado, las hay que simplemente se han apagado, otras han aumentado de luz y tamaño, algunas se han alejado mientras unas pocas se acercaban. El cielo ya no es el mismo, del mismo modo que este cielo tampoco durará mucho… todo cambia, continuamente.
Tras todo esto, hay algunas cosas que he aprendido, otras las he redescubierto, algunas las quiero olvidar, pero todo continúa, no se, todavía no he terminado de asentar y preparar una nueva base, ya tengo algunas semillas, las que quiero plantar y las que quiero tirar, toca preparativos previos, en este nuevo ciclo toca calma, toca crecer, crear, alimentar, soltar, compartir, pedir, hablar, sentir, reír, respirar,… toca vivir. Toca morir.
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